Desde el nacimiento de la primera vacuna en 1796 en contra de la viruela asumimos una ciega esperanza ante tantas enfermedades que aquejan a la humanidad. Los seres humanos fuimos obligados de alguna manera a protegernos con inoculaciones experimentales ante virus, bacterias y numerosas enfermedades que circundan nuestro planeta, inclusive ante virus desarrollados en laboratorios y no contento con eso patentado y liberado despiadadamente.
¿Son las vacunas aliadas nuestras ante tales sufrimientos? ¿Viviríamos mejor con vacunas que inhiban o neutralicen realmente éstos padecimientos?
Según investigaciones científicas (La Mafia Médica por Guylaine Lanctot, M.D.) La vacunación agota el sistema inmunológico, el mecanismo de defensa del cuerpo, da un falso sentido de seguridad y, haciendo esto abre ampliamente la puerta a toda clase de enfermedades.
La vacunación anima la dependencia médica y refuerza la creencia en la ineficacia del cuerpo. Crea personas que permanentemente necesiten ayuda. Reemplaza la confianza que uno tiene en sí mismo con una confianza ciega en personas que se dedican a comercializar con nuestras carencias y limitaciones. Conduce a la pérdida de la dignidad personal pues terceras personas se aprovechan de nuestra ignorancia para vendernos falsas soluciones, pues solo tratan de paliar síntomas, sin focalizarse realmente en el núcleo de la problemática; además de hacernos financieramente dependientes, nos conducen al círculo vicioso de la enfermedad: miedo - pobreza – sometimiento aprovechando todo esto para conducir a todos a un “Nuevo orden mundial”.
La vacunación permite la selección de poblaciones a ser dañadas. Permite matar a las personas de cierta raza, cierto grupo, cierto país. Facilita el genocidio sistemático, decidido por personas inescrupulosas de alto poder socio económico (primermundista) así renombrados laboratorios, científicos, políticos, grandes empresarios etc. están involucrados en un ardid macabro para lucrar con la salud de las personas.
Tomemos África como un ejemplo, fuimos testigos de la desaparición casi total de ciertos grupos en regiones de Zaire, Uganda, el sur extremo del Sudán. En 1967, en Marburg, Alemania, siete investigadores, trabajando con monos verdes africanos, murieron de una fiebre hemorrágica desconocida. En 1969, también por casualidad, la misma enfermedad mató a mil personas en Uganda. En 1976, una nueva fiebre hemorrágica desconocida mató en el sur de Sudán. Lueto en Zaire. Es notorio que desde l968, especialistas en virus han instalado su sofisticado equipo en ciertos hospitales en Zaire.
En una audiencia de la CIA, el Dr. Gotlieb, un cancerólogo, admitió haber dispersado, en 1960, una gran cantidad de virus en el Río Congo (en Zaire) para contaminarlo y contaminar a todas las personas que usaban el río como fuente de agua.
Hace un par de años, Reuter reportó:
“Una enfermedad similar al SIDA ha matado a 60,000 personas en el sur de Sudán. Familias, pueblos enteros, han desaparecido. Esta enfermedad, el Kala-azar, toma la forma de una fiebre y pérdida de peso. Los síntomas son iguales a aquellos del SIDA. El sistema inmunológico es deficiente y uno se muere de otras infecciones".
Pero lo que realmente sucedió, y consta en artículos publicados, fue que La Organización Mundial de la Salud pidió que científicos trabajaran con estos agentes mortales e intentaran hacer un virus híbrido que sería mortal a la gente. ¿Por qué querría alguien hacer esto? Si se destruye el sistema inmunológico del hombre, el hombre se destruye. ¿Es posible que la Organización Mundial de la Salud quisiera desarrollar un virus que borraría la raza humana? entonces muchos virus infecciosos terribles y fatales podrían ser hechos aún más terribles y maléficos.
Es obvio que África, particularmente en el centro y al sur, contenga fabulosos recursos que siempre han incitado a los occidentales a aplastar a sus habitantes de alguna curiosa forma para tomar sus riquezas.
La vacunación sirve como una forma de experimentación, para probar nuevos productos en grandes muestras de poblaciones. Bajo el procedimiento de la salud y el bienestar de la población, las personas son vacunadas contra pseudoepidemias con productos que quieren ser estudiados. La vacuna de la hepatitis B parece ser la opción de algunas autoridades para lograr esta meta. Todavía, esta vacuna es manufacturada por un proceso de manipulación genética. Y es mucho más peligroso que la vacuna tradicional, porque se inocula en células del cuerpo que son extrañas a su código genético. Esta vacuna es producida de un virus cultivado en los ovarios de marmotas chinas. También han sido reportadas de causar cáncer en el hígado. A pesar de todo eso, disfruta de gran popularidad entre las autoridades, que lo imponen primero en todos aquéllos que trabajan en el campo de la salud y luego en el resto de la población.
En 1986, las autoridades médicas administraron vacunas contra la hepatitis B a los niños indios Nativos, en Alaska, sin ninguna explicación o consentimiento de sus padres. Muchos niños cayeron enfermos. Y algunos murieron. Parece que había un virus llamado RSV (el Rous Sarcoma Virus) en la vacuna. Las vacunas debían ser escrupulosamente aplicadas a todos.
En 1988, el Embajador de Senegal dio una entrevista en la radio informando sobre los destrozos del SIDA, en su país, donde pueblos enteros estaban siendo diezmados. Unos años antes, equipos científicos y médicos habían venido a vacunar a sus habitantes contra la hepatitis B.
En 1978, una nueva vacuna fue probada en los homosexuales en Nueva York. Y en 1980, en aquellos en San Francisco, Los Ángeles, Denver, Chicago, y San Louis. Oficialmente, esta "nueva vacuna" era contra la hepatitis B y, como sabemos ahora, causó que muchos de ellos murieran de SIDA. Sonó el "principio oficial" de la epidemia del SIDA en 1981. El programa de la vacunación de homosexuales contra la hepatitis B fue llevada a cabo por la Organización Mundial de la Salud y el Instituto Nacional de Salud.
Hay informes de colaboración entre estas dos organizaciones en 1970 para estudiar las consecuencias de ciertos virus y bacterias presentadas a los niños durante las campañas de la vacunación.
En 1972, ellos transformaron este estudio para enfocarse en los virus que provocaron una gota en el mecanismo inmune. Wolf Szmuness dirigió los experimentos anti-hepatitis B emprendidos en Nueva York. Él tenía vínculos muy cercanos con el Centro de Sangre, donde él tenía su laboratorio, el Instituto Nacional de Salud, el Instituto Nacional de Cáncer, el FDA., la O.M.S., y las Escuelas de Salud Pública de Cornell, Yale, y Harvard. En 1994 se emprendió una inmensa campaña de vacunación contra la hepatitis B en Canadá. En ambos lugares fue inútil, peligroso y costoso.
Lo curioso de estos hechos fue que en Provincia de Quebec:
· No había ninguna epidemia, ni riesgo de alguna. Y los Epidemiólogos lo confirmaron.
· Se administraron tres vacunas diferentes, cada una en un área designada.
· Se seleccionaron ciertas enfermeras y fueron entrenadas para administrar una vacuna especial.
· Todos los niños fueron metidos a un banco de datos informatizado.
· La presión para vacunar a los niños era enorme:
· Las escuelas fueron convertidas en clínicas.
· Aquellos que no quisieron ser vacunados estaban señalados y tratados como relegados sociales.
· Las enfermeras cazaban en los hogares a los padres que no querían vacunar a sus hijos. (Uno de ellos quedó con secuelas, un niño que está ahora impedido: física y mentalmente con parálisis espástica).
Ahora bien, con respecto a los avances de la medicina y todo el dineral que se destina a las investigaciones sobre las vacunas para que los seres humanos puedan obtener todos los beneficios negativos a la larga. ¿En realidad donde estamos parados? ¿Seríamos bastante cobardes para realmente no exigir nuestros derechos de una vida mejor?
Pues alguien que aportó muchísimo a la causa y además es uno de los mas ricos del mundo manifestó en un discurso en Technology Entertainment Design 2010 (se trata del gran Bill Gates) donde menciona que la forma de detener el “calentamiento global” es eliminando o “llevando a cero” uno de los “elementos” de la formula, que casualmente es la “cantidad de personas”. Esto se llevaría a cabo, entre otras cosas, a través de las vacunas. En todos los medios se conoce como
“Bill Gates y el Proyecto de Genocidio Mundial”
Ésta es la fórmula que presenta:
Co2 = P veces S veces E veces C
Donde P es el número de habitantes del planeta, S el número medio de servicios por persona, E la cantidad media de unidades de energía por servicio y C las unidades medias de CO2 emitidas por unidad de servicios; CO2 es la cantidad de dióxido de carbono emitida por la totalidad del planeta en un año.
Bill Gates exactamente dijo:
El mundo hoy tiene 6.8 billones de personas y se dirige peligrosamente a los 9 mil millones de personas. Si hacemos realmente un grandioso trabajo en nuevas vacunas, en el sistema de salud y los servicios de salud reproductiva (aborto) entonces nosotros podríamos reducir este factor (población) en un 10 o 15%, quizás.
La vacunación es un arma biológica a servicio de la guerra biológica. Permite apuntar a las personas de una cierta raza, y deja a otras, que están más o menos cerca, intactas. Hace posible intervenir en el linaje hereditario de cualquier seleccionado de esta forma nace una nueva especialidad “La ingeniería genética” y está floreciendo, disfruta de mucho prestigio, y está recibiendo sustancial respaldo para las investigaciones.
No se adonde estaríamos realmente sin las vacunas pues ellas a pesar de todo lo que he puesto a consideración, han contrarrestado grandes enfermedades producidas o no dentro de un laboratorio a modo de investigación y deliberadamente sobreexpuestas a personas en total desconocimiento de lo que realmente tramaban con esas inoculaciones, si bien sabemos ahora de todo lo que puede contener las inyecciones obligatorias, queda a criterio de cada uno creer o no creer en estas milagrosas vacunas pues nuestro futuro cercano depende de la decisión que tomemos.
